Porque no me decís lo que quiero oír, sino lo que es para vuestro parietal derecho.
Porque prefiero un «no sé que decirte» a un «ya verás cómo te equivocas».
Porque a pesar de todas las escamas y todos los audis TT, todavía nos seguimos hablando y a veces merodeando.
Es amistad porque no hay reglas, sólo excepciones…