Posts etiquetados ‘Roce’

 

NEGRO: placer. Cuero. Azotes. Marcas. Corsé. Crèpe de seda. Más cuero. Armani. Jon Kortajarena. Preservativos Billy Boy.  Vodka negro. La antigua Nueva Orleans. Este teclado. Chanel. Historia de Ô.  Mi manicura. Wrong de Depeche Mode.

ROJO: unos twins de Camper.  Arañazo. Mordisco. Lápiz de labios de Shiseido.  La Pasionaria. Mi garganta. La sangre de Blancanieves. Una Red Delicious. Valaquia. You’ll never walk alone, el himno del Liverpool.

MARRÓN: hojas caídas en Urdaibai. El óxido del peine de los vientos. Botas altísimas de montar. Ataudes de roble. Chocolate malo. El perro de Scottex. El oso Yogui. Y Bubu. Isla de Encanta  de Pixies.

VERDE: la campiña inglesa. Tomillo y romero. Eau de Campagne de Sisley. Unos pendientes de plata y jade. Absenta con azúcar. Un jersey de angora. Nueva Zelanda. Juanjo Oliva. Poison Prince de Amy MacDonald.

ROSA: Babydoll de YSL. Una lengua húmeda. Las adolescentes de los 80. Las faldas y cancanes de los 50. Mis pezones.  Japón.  Las muñecas Blythe. Senza Fine de Gino Paoli. (Nen, la canción de nuestra boda en la otra vida)

AZUL: las camisas de la Falange. Tinta favorita. Labios a -35º. Sculpture de Nikos. Santorini. Bs Player. Twitter.  Hilo dental. Culos con vaqueros tono rinse. Blue Spanish Sky de Chris Isaak.

AMARILLO: Bob Esponja. Betadine. Rubber ducky. Mala suerte?. Marcadores fosforescentes.  Unas braguitas inocentes. Tánger. El pelo de algunas cuarentonas divorciadas.  El imperio contraataca, de Los Nikis.

BLANCO: la ropa favorita de Freddie Mercury. El maravilloso kimono que te ponen en las habitaciones de la planta 10 del hotel Puerta de América, diseñado, al igual que toda la planta, por Arata Isozaki. Psiquiátricos. La planta de algodón. Silas. La navidad.  Ck One de Calvin Klein. Semen. Dubai.   Violently Happy de Björk.

GRIS: ojos. Londres. Cristales empañados. El abrigo de Hitler. La parte trasera de los blisters de paracetamol de 1 gramo. Una mesa de autopsia. Dibujos a lápiz. First We Take Manhattan de Leonard Cohen.

NARANJA: mandarinas. Un símbolo para marcar en el WoW.  Tu banco y cada día el de más gente. Menéame. Azafrán. NY de DK. Pimentón. La «Koninginnedag» de Amsterdam.  Sunrise de Simply Red.



Cada vez me sorprendéis más por la forma que tenéis de llegar al blog… salvo un par de ellas que sé perfectamente quién es el dueñ@ de tan evidente búsqueda.

Seguro que os podéis superar… Me encantaría.

por

Por cierto, deberíais ver la película «Okuribito» o «Departures» en su traducción. Dejaros de tanto Tarantino, que ya sabemos todos que los nazis siempre venden, ya sea en formato película, libro o canción. Es cartelera segura.


«Okuribito/Departures» es simplemente exquisita con un humor negro increíble y una banda sonora maravillosa. Te sirve igual para cenar con la familia política como para echar un polvo lento con tu lagart@ de turno.

Os dejo el trailer:



P.d. Ha ganado el Óscar 2009 a la mejor película extranjera y 10 galardones en la 32ª edición de los Premios de la Academia del Cine de Japón.

P.d2. Y que os la recomiendo yo, qué coño…

RECUERDOS…

Publicado: 7 octubre 2008 en La Rebelión De Las Masas
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Aziraphale se para en seco. Levanta la barbilla y aspira profundamente. Le llega un olor peculiar: sabe que en unos minutos lloverá y la tierra olerá de esa manera tan especial que ningún perfumista ha conseguido embotellar todavía.

En parte se alegra…piensa que hay cosas que nunca deberían ser de fácil acceso para los mortales…

Piensa un segundo en Crowley. Sonríe pensando en qué alma estará negociando en esos momentos. «El viejo de Crowley…» se dice a sí mismo…» Y pensar que aquella vez intercambiamos los papeles…» Aziraphale vuelve a sonreir recordando la profunda voz de Crowley diciendo eso de » ¿Las alas estas son necesarias?». Las alas… Aziraphale hace un suave movimiento; a veces se olvida de que están ahí.

Las alas. Otro recuerdo asalta a Aziraphale. Suspira y mira a su alrededor. Está en medio de un campo de trigo. Se siente invadido por el color cremoso del cereal. A la derecha hay un camino terroso que lleva hacia unos árboles. «Higueras»-reconoce inmediatamente- «buena sombra, interesante textura y mejor olor»- Lentamente gira sobre sí mismo y comienza a caminar.

Las higueras están rebosantes. Sentarse debajo es endulzarse al respirar. Aziraphale se retira el pelo de la cara. Intenta aparcar el otro recuerdo. Las alas. Otra vez las alas.

No puede apartar ese pensamiento. Una noche de finales de verano, una mortal le hizo estremecerse con sólo 2 gestos. «Durwen»-piensa resignado- «siempre Durwen». Aziraphale se quita la chaqueta y la dobla cuidadosamente. La escucha como si estuviese ahí mismo «Azi, ¿has probado con otra cosa que no sea tu adorado lino?»-mientras le miraba con gesto goloso-

Dürwen y las alas. Aziraphale decide enfrentarse al recuerdo. Una noche de finales de verano. Y Dürwen. Era una noche empapada en sal al lado del mar. Aziraphale tenía una existencia más o menos tranquila hasta que conoció a Dürwen: Crowley intentaba negociar con su alma y Azi estaba cerca, como de costumbre, cuando a Crowley le daba por hacer de las suyas.

«Pobre Crow»-sonríe Azi- «no sabía a quién tenía enfrente»- «Y yo, tampoco»- reconoce.

Dürwen escuchaba atentamente al Demonio. Cuando Crowley puso la mejor de sus sonrisas para cerrar el trato, ella pestañeó y simplemente le dijo «veamos que me ofrece ese otro de ahí..:» y dirigió la mirada hacia Aziraphale, que permanecía oculto entre las rocas.

Aziraphale se sintió atrapado por una rara sensación. Ella lo había percibido desde hacía bastante rato. Crowley le saludó con una leve inclinación de cabeza y Aziraphale hizo lo propio.

Dürwen los miraba entre divertida y condescendiente:

«Vaya…inframundo y nubes… y todo a la misma hora» – » Esto parece Sotheby’s…»- y sonreía sin parar.

Crowley decidió retirarse por esta vez. «Aziraphale…te cedo la transacción; por esta vez, claro»-y sin esperar respuesta, se inclinó y sacando de la arena una estrella de mar de color rojizo,se la dio a Durwen.

Aziraphale le vio desparecer caminando. De repente escuchó a Dürwen:

«El me ofrece todo lo prohibido. ¿Tú qué me ofreces? ¿Todo lo permitido?»-Aziraphale intenta pensar rápidamente. La chica sigue mirándole con el aire del gato que se acaba de zampar al pez de la pecera. «Sólo le falta relamerse» -piensa Aziraphale.

De repente descubre que esa sensación de sentirse estudiado le gusta. Una mortal tentando a un Ángel. Los tiempos cambian.

Dürwen se sienta al borde del rompeolas y deja la estrella a un lado. Permanecen en silencio: Dürwen disfrutando del aire salado y Aziraphale perdido en medio de esa tregua. Hasta que ella habló:

«¿Me dejas ver tus alas…?»-lo dijo con una voz infantil pero envolvente.

Aziraphale se sorprende a sí mismo despojándose de la camisa. Su perdición. La chica mira el par de alas y vuelve a sonreir de manera juguetona:

» Tranquilo, tu amigo también se puso nervioso»

Aziraphale piensa para si mismo: «mi amigo? Crowley? Qué le habrá pedido a Crowley?»-Nota latir deprisa allí donde una vez supuestamente hubo un corazón. Ella vuelve a hablar…

«¿Puedo tocarlas»

Aziraphale sabe que no debe. Está con una mortal que ya ha visto demasiado. Además parece saber demasiado. Dürwen permanece en silencio esperando la respuesta, sabiendo de antemano cuál es.

«Sólo una vez, ¿de acuerdo?- responde Aziraphale dándose la vuelta.

Se queda frente al mar que acerca olas cada vez más altas. Sólo escucha la espuma y sólo ve el vapor que se desprende de las rocas. Espera notar en cualquier momento el tacto de una mortal entre sus alas. Y espera. Pero eso no sucede.

Está a punto de darse la vuelta cuando, de repente, una sensación indescriptible le recorre de arriba a abajo.

Han pasado más de 10 años y sigue estremeciéndose al recordarla: Algo le recorría justo el espacio entre las alas apenas rozándole. Arriba y Abajo. La sensación era hechizante.

Le costó unos segundos darse cuenta de que Durwen le acariciaba despacio la espalda rozándole con las uñas.Arriba y Abajo. Pero sin tocar las alas en ningún momento. Deseó que esa sensación durase toda la vida. Hubiese pagado cualquier precio.

De repente, la oyó reirse y bruscamente volvió a la realidad. Aziraphale se sintió ligeramente avergonzado. Se vistió y miró a Dürwen:

«¿No querías tocar las alas?»-preguntó

«La verdad es que no.Tengo almohadas de plumas y me imagino cómo son»- sonreía Dürwen…»Pero si tú eres capaz de provocarme una sensación parecida a la que acabas de experimentar… te dejo que salves mi alma para toda la eternidad»- y volvió a sonreir, satisfecha.

Aziraphale no tuvo opción… «lo pensaré»-contestó sabiendo que, al igual que Crowley, tenía que retirarse por esta vez»- «pero recuerda, perder una batalla no significa haber perdido la guerra»-

Dürwen le miró y mirando al mar dijo en voz baja «serías capaz de intentarlo conmigo?- «te llevo en la piel Azi…sé buen chico». Y dicho esto se alejó caminando descalza hacia la orilla.

Aziraphale suspiró y de repente un ligero olor a azufre le llegó desde las rocas.

«Sal, Crowley….el espectáculo ha terminado»

«No he podido evitarlo»-dice Crowley lentamente-«así que te gusta su tacto…interesante…»

«No. Ya sabes, lo que sea por reconducir un alma»-Aziraphale intenta convencerse a sí mismo de nuevo y no para de preguntarse qué habrá hecho Durwen con su rival.

«Tranquilo»-dice Crowley- «recuerda que todavía mantengo la capacidad de leer tu pensamiento». «Aziraphale, depravado !!!! «- y sonrie maliciosamente mientras se aleja.

Aziraphale regresa a la realidad. Percibe el olor a tierra mojada. Lleva empapado un buen rato. Se levanta y piensa en Dürwen. Siempre ella. Termina de recordar aquella famosa noche….

Casi amanecía. Las olas acariciaban la orilla y deseaban buenos días. Un Ángel y un Demonio regresando a sus mundos. Ninguno consiguió su objetivo, pero ambos tenían la sensación de que una mortal debía estar soñando en ese mismo momento con su par de trofeos…